El Cronista Deportivo
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viernes, marzo 10, 2006

Pete Mickeal, el crack ambidiestro

Tira bien. Domina todos los tiros cortos. Tras superar una grave lesión aterrizó en Grecia, pero ha elegido la ACB para triunfar en Europa.

César Nanclares Escudero - ACB Magazine Nº 0

Pete Mickeal (Leche Río) se escribe así pero se pronuncia como Michael. Particularidades de la fonética inglesa, muy poco frecuentes en el idioma castellano. Tan raras como encontrar una persona ambidiestra, igual de hábil con las dos manos. Mickeal, MVP del mes de noviembre con más de 25 puntos y 9 rebotes de media, lo es. “Es lo que me diferencia del resto. Puedo escribir con la derecha y con la izquierda e incluso juego al fútbol americano igual de bien con las dos”. Sin duda es un tipo seguro de sí mismo, muy firme, rotundo. “La ACB es una buena liga. Diferente a la que jugué en Grecia porque aquí hay más equipos de nivel”. Pete es un alero de 2 metros pelados que domina casi todos los aspectos del juego: gran velocidad de ejecución en bote y penetración. Tira bien desde fuera aunque no es un gran triplista. Maneja todos los tipos de lanzamientos cortos y no es egoísta pese a sumar muchos puntos en cancha. “La motivación esta dentro de mí. Soy consistente. En cada partido, en cada entrenamiento me planteo un nuevo desafío. Si anoto mucho no me vuelvo loco ni tampoco me vengo abajo si sumo poco”. Equilibrio es la palabra justa. Su pasado ha tenido algo que ver.

Casi se queda cojo

Mickeal se rompió el tendón de Aquiles en 2000, jugando en la ABA, meses después de haber sido elegido en el puesto 58 del draft de la NBA. Seis meses de baja y la amenaza de un médico de que tal vez nunca más volvería a caminar con corrección fue un nuevo desafío. “Gracias a la ayuda de un fisioterapeuta de Tampa (Florida) me curé en sólo tres meses, pero la inactividad me permitió repasar los vídeos de mi época universitaria – Cincinnati – y comprobé así qué hacía bien en la cancha y qué no”. Trotamundos a partir de entonces, llegó a estar en la NBA dos veces – Knicks y Rockets – aunque sin debutar en competición oficial. Hasta que en 2003 recaló en Grecia, donde hizo carrera. El año pasado fue finalista de la ULEB con el Makedonikos, con promedios de 21 puntos y 8 rebotes. “Este verano tuve al menos veinte ofertas, de Rusia, Lituania, Grecia… pero ninguna de España, hasta que el Leche Río me ofreció las condiciones que yo quería. Mi agente me dijo: juega en España, juega en España y tu caché subirá. Entonces vine porque sabía que por aquí habían pasado jugadores argentinos que ahora están en la NBA, como Nocioni”.

No resta importancia a los premios individuales – “si juego bien van a llegar” – pero su obsesión, como la de todo buen jugador, es ganar. Ganar, ganar y ganar, como diría El Zapatones. “Si trabajamos y continuamos creyendo en nosotros mismos, las victorias caerán. Más y más”. La ambición queda patente en esta estrella ACB y no tiene pinta de que se le vaya a escapar. Mucho menos de las manos.

De rebote

Pete Mickeal duerme como un lirón la noche antes de jugar. Pero a las 9.30 de la mañana el cosquilleo del día de partido le despierta. Intenta relajarse con la familia hasta después de comer.

¿Duermes la siesta?

Sí, no más de dos horas, pero me gusta dormir un rato.

¿Qué haces siempre antes de salir hacia el pabellón?

Sentarme en la ducha 20 minutos y dejar que caiga el agua caliente. Me relaja.

¿Escuchas música camino del pabellón?

Sí, me gusta el Hip Hop. Mezclo Rap y Rithym&Blues.

¿Alguna manía antes de salir a la cancha?

Escuchar música con auriculares mientras me vendo.

¿Y justo antes del salto inicial?

Dibujo en el aire el número 33 con las dos manos. En honor a mi hermano mayor, mi inspiración; jugaba al fútbol americano con ese número.