El Cronista Deportivo
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lunes, junio 19, 2006

Jugar un picadito con Dios

Mi admiración por Diego Armando Maradona es infinita. El año pasado, en Buenos Aires, El Negro Enrique (Yo le di el pase a Dios), me dijo que Maradona no engaña a nadie: "Él es como es, no te vende otra cosa. Fue un grande dentro de la cancha y es un grande como amigo. No anda con vueltas. Si él tiene que decir algo a alguien, bueno o malo, lo dice; no se casa con nadie y eso le hace brillante”. Habrá quien no le crea porque es amigo suyo, pero prometo que a todo el mundo que pregunto por El Diego me habla maravilla de él en el trato personal, el único que cuenta. La última anécdota la leo en el gran blog mundialista de Facundo Quiroga, contada en primera persona por otro colega, Roberto Letto. No tengo el gusto de conocer a ninguno de los dos, pero me atrevo a pedirles prestada la anécdota. Ahí va. ¡De crack!

"A través de los años, con Maradona hicimos una linda amistad, de respeto mutuo. En el 91, él estaba instalado en Argentina y hablábamos seguido. Medio en broma, una vez le conté: ‘Che, todos los domingos jugamos un torneo en Tortuguitas con los de mi barra y no ganamos nunca’. Modesto, me preguntó si lo invitaba: ‘Avisame cuándo y listo’. Quedó ahí, pensé. Varios sábados después, lo llamé por teléfono para recordarle su promesa y estaba haciendo jet sky no sé dónde. Le dejé el mensaje a Claudia. No les adelanté nada a mis amigos y una mañana más, nos preparábamos para ir al matadero. Diez y cinco, con dos pares de botines bajo los brazos, apareció Diego. ‘Dónde está el vestuario… Hola, soy Maradona y hoy tenemos que ganar’, arengó uno por uno. A los muchachos les temblaban las piernitas. El árbitro, que por lo general nos bombeada, se encontró de entrada con un reto memorable del Diez: ‘Che, mirá que no me levanté a las ocho para que me metan la mano en el bolsillo’. A partir de ahí, cobró fenómeno. Ganamos 4 a 0, Diego metió dos goles y yo me di el gusto de mi vida”.

2 Comentarios:

Blogger Guido dice...

Que grande el Negro Enrique, uno de los jugadores más locos que conocí, muy buen recuerdo.
Saludos

8:20 p. m., junio 19, 2006  
Blogger El Cronista Deportivo dice...

La anécdota es hermosa.

7:55 p. m., junio 25, 2006  

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