El Cronista Deportivo
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MediaPunta

jueves, junio 07, 2007

¡Gracias, mastín!

Amigo, las despedidas suelen ser injustas. La tuya del baloncesto profesional ha sido, además, ingrata. Lo bueno (y no lo malo) es que yo me lo temía. Otros hubieran armado quilombo. Hubieran ido a los medios, a los “amigos” plumillas para pedir más minutos; a piarlas, tirando de jerarquía y de carné. Tú no eres así. Eres bueno: grande, fuerte y noble, como un mastín. Gracias por lo que me has hecho disfrutar en la cancha y espero que sigas llamándome mastín durante muchos años. Eres el único que lo hace y también por eso, eres único.
César Nanclares Escudero - www.nanclymen.blogspot.com

Recuerdo como si fuera hoy el día que te conocí. Entrenaba el Madrid en aquel Palacio de los Deportes de pista de ciclismo peraltada, cuando bajé a darle un regalo, traído de Baires, al gran Lucas Victoriano. Era una incunable camiseta de la sección de basket de Boca Juniors, el equipo del alma del forro tucumano. Al rato te acercaste y me preguntaste si tenía una más para ti. Asentí (no sin persarlo, la T-Shirt era bonita...) a cambio de alguna joyita que hubieras vestido en tu carrera deportiva. Tras un partido en domingo mañana, en el Parque Corredor, abriste el maletero de tu 4x4 como si fuera un cofre para ofrecer alguna pieza de colección. Elegí una sudadera roja del Amway Zaragoza, el equipo en el que te conocí como jugador, con esa mata de pelo arrebujada, corriendo de un lado para otro del Príncipe Felipe.

Tiempo después conocí tu casa de los Arces, a la sincera y frontal Monse, los Häagen-Dazs apretados de una tacada y así hasta hacerme ver que todo lo tuyo era mío, familia incluida. A partir de entonces te seguí, también en la cancha, con especial cariño. El periodista que no trate distinto a un amigo miente. Somos humanos, aunque a veces no lo parezca…

Tampoco olvidaré el día que Obradovic te definió como “la mejor parada y tiro de Europa”, la mañana que te telefoneé para anunciarte que el Madrid acababa de fichar a Djordjevic y tú alucinaste incrédulo, y la tarde en que dijiste adiós al Madrid y te fuiste con el la música a otra parte, a la lejana Lleida. Desde entonces maldigo a todos los entrenadores empeñados en anteponer el físico al coco. Vale que tus piernas ya no vuelan como tu afeitada cabeza, pero tu tierra merecía más minutos, más fintas hechas en el parqué y menos recibidas en la planta noble y en el frío banquillo. Sólo espero que ahora que los dos somos ex jugadores, aceptes el reto de defenderme al poste bajo. Recuerda que donde pongo el culo (y cada vez es más grande…), pongo dos puntos. ¡Gracias, mastín!