Todos con Lucas y Martín
La carretera ha vuelto a golpear trágicamente al baloncesto. Hace tres semanas Lucas Victoriano perdió a su hermano en un terrible siniestro ocurrido en Tucumán, Argentina. Sólo unos días atrás, el periodista Martín Tello sufrió un accidente de tráfico que se llevó para siempre a su mujer, Inés. El apoyo de todos es capital para que superen tan difícil trance.
César Nanclares Escudero – www.nanclymen.blogspot.com
La continua información sobre las cifras de siniestralidad en carretera provoca que nos acostumbremos a tan trágicos sucesos. Sólo cuando nos toca vivir en nuestro entorno una muerte en accidente de tráfico reparamos en el tremendo impacto que tiene en la sociedad actual. Y el deporte de la canasta lo sabe bien. Fernando Martín, Pepe Pujolràs, Drazen Petrovic… jugadores cuyo fallecimiento nos causó un fuerte estremecimiento y que sin duda asaltan nuestra memoria cuando el fantasma de la muerte en carretera reaparece.
Jesús Victoriano tenía sólo veintidós años y un hijo, Gianluca, de corta edad. Tuve la suerte de conocer a Jesús. Era jovial y risueño. Nunca le importó estar a la sombra del hermano-estrella. Al contrario. Él era su más fiel seguidor y quien acababa quedándose la mayoría de la ropa que estrenaba Lucas en la cancha. También aquella camiseta de juego azul y blanca de los Maple Leafs, el equipo de hockey sobre hielo de Toronto, que le regalé tras mucho insistir en lo mucho que le gustaba.
Lucas estaba esperando la tramitación de un nuevo pasaporte, solo en Buenos Aires, a más de mil trescientos kilómetros de Tucumán, cuando conoció la trágica noticia. La dificultad para regresar a su casa por problemas de vuelos endureció todavía más el suceso para el bravo base. De momento sigue con su familia a la espera de decidir su futuro profesional, nublado tras el fatal desenlace de su hermano. Es sin duda el peor momento en la vida de un tipo tan amigable y bonachón como Lucas. Las lesiones y quizás las desmesuradas expectativas creadas en torno a su figura desde que fuera el más joven extranjero en debutar con el Real Madrid, han trabado poco a poco su crecimiento profesional reciente. Tal vez decida quedarse a jugar en Argentina como periodo transitorio hacia una nueva aventura europea.
Martín Tello es la cara del baloncesto por excelencia en el Diario As. Su reluciente calva y esa barba tan cerrada están en la retina de todos los aficionados desde tiempos inmemoriales. Nunca le traté más allá de algún encuentro profesional pero su longeva trayectoria en el periodismo me merece gran respecto. Dicen que cuando el As y la revista del corazón Semana eran hermanos empresariales, Martín Tello edulcoraba cotilleos que le contaban, o no, de las estrellas de Hollywood para luego publicarlas con pseudónimo. Qué fenómeno. Era una época previa a Internet y la información no volaba con tanta facilidad como ahora.
Ahora Lucas y Martín necesitan más que nunca que estemos a su lado y al lado de sus familias. La muerte nunca es justa y llega a ser estúpida en un accidente de tráfico. Estas líneas espero que sirvan al menos para que todos levantemos un poco el pie del acelerador la próxima vez que cojamos el coche. Y sobre todo para que entendamos que nunca vamos solos en la carretera. Si nosotros cometemos errores, por qué no tratamos de entender los del resto de conductores, tan humanos como nosotros. ¡Un millón doscientas mil personas mueren al año en el mundo en la carretera! Cifra, por ejemplo, equivalente a toda la población de Sevilla capital, incluida su área metropolitana ¿Hacen falta más datos?
César Nanclares Escudero – www.nanclymen.blogspot.com
La continua información sobre las cifras de siniestralidad en carretera provoca que nos acostumbremos a tan trágicos sucesos. Sólo cuando nos toca vivir en nuestro entorno una muerte en accidente de tráfico reparamos en el tremendo impacto que tiene en la sociedad actual. Y el deporte de la canasta lo sabe bien. Fernando Martín, Pepe Pujolràs, Drazen Petrovic… jugadores cuyo fallecimiento nos causó un fuerte estremecimiento y que sin duda asaltan nuestra memoria cuando el fantasma de la muerte en carretera reaparece.
Jesús Victoriano tenía sólo veintidós años y un hijo, Gianluca, de corta edad. Tuve la suerte de conocer a Jesús. Era jovial y risueño. Nunca le importó estar a la sombra del hermano-estrella. Al contrario. Él era su más fiel seguidor y quien acababa quedándose la mayoría de la ropa que estrenaba Lucas en la cancha. También aquella camiseta de juego azul y blanca de los Maple Leafs, el equipo de hockey sobre hielo de Toronto, que le regalé tras mucho insistir en lo mucho que le gustaba.
Lucas estaba esperando la tramitación de un nuevo pasaporte, solo en Buenos Aires, a más de mil trescientos kilómetros de Tucumán, cuando conoció la trágica noticia. La dificultad para regresar a su casa por problemas de vuelos endureció todavía más el suceso para el bravo base. De momento sigue con su familia a la espera de decidir su futuro profesional, nublado tras el fatal desenlace de su hermano. Es sin duda el peor momento en la vida de un tipo tan amigable y bonachón como Lucas. Las lesiones y quizás las desmesuradas expectativas creadas en torno a su figura desde que fuera el más joven extranjero en debutar con el Real Madrid, han trabado poco a poco su crecimiento profesional reciente. Tal vez decida quedarse a jugar en Argentina como periodo transitorio hacia una nueva aventura europea.
Martín Tello es la cara del baloncesto por excelencia en el Diario As. Su reluciente calva y esa barba tan cerrada están en la retina de todos los aficionados desde tiempos inmemoriales. Nunca le traté más allá de algún encuentro profesional pero su longeva trayectoria en el periodismo me merece gran respecto. Dicen que cuando el As y la revista del corazón Semana eran hermanos empresariales, Martín Tello edulcoraba cotilleos que le contaban, o no, de las estrellas de Hollywood para luego publicarlas con pseudónimo. Qué fenómeno. Era una época previa a Internet y la información no volaba con tanta facilidad como ahora.
Ahora Lucas y Martín necesitan más que nunca que estemos a su lado y al lado de sus familias. La muerte nunca es justa y llega a ser estúpida en un accidente de tráfico. Estas líneas espero que sirvan al menos para que todos levantemos un poco el pie del acelerador la próxima vez que cojamos el coche. Y sobre todo para que entendamos que nunca vamos solos en la carretera. Si nosotros cometemos errores, por qué no tratamos de entender los del resto de conductores, tan humanos como nosotros. ¡Un millón doscientas mil personas mueren al año en el mundo en la carretera! Cifra, por ejemplo, equivalente a toda la población de Sevilla capital, incluida su área metropolitana ¿Hacen falta más datos?
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