Ay, producción, producción...
Nunca me llevé demasiado bien con los productores de televisión. La mayoría antepone los costes a la calidad final del trabajo. Ellos son el primer eslabón y el periodista el último, de una larga cadena infalible para que todo salga bien. Cuanto más se ahorran en el largo proceso y mayor es su desapasionamiento (demasiado frecuente, me temo...), más marrones se termina comiendo el plumilla en el punto de no retorno, cuando el programa está ya en la pantalla del televisor. En España no se estila la figura del productor periodístico, encargado de ayudar al redactor en su imprescindible trabajo de preparar el contenido: documentación, búsqueda o sugerencia de de interesantes temas y protagonistas, y auxilio en la grabación o emisión en directo. Por lo visto, en todo sitios cuecen habas. La BBC, televisión pública británica, ejemplo de saber hacer y profesionalidad también ha caído en las redes de algún productor "despistado" (Lee la cagada completa)
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